La recordada Noche Alba de 1997

Noche Alba

La primera Noche Alba en la historia de Colo-Colo tuvo lugar en 1992, cuando al tristemente célebre “Guatón” Vergara se le ocurrió imitar lo que hacía por aquellos años el Atlético Madrid para presentar sus refuerzos a comienzos de temporada. Desde entonces, en el evento pasó de todo. Llegaron cracks como Claudio Borghi o Emerson Pereira, paquetes para todos los gustos, y también una serie de jugadores incomprobables que si no es por una foto publicada por allí no existiría registro alguno de su paso por el club. Sin embargo, quizá ninguna Noche Alba encarnó con mayor claridad este espíritu como la de 1997, en la que fueron presentados nada más y nada menos que once jugadores, cuya suerte en el club fue a lo menos “dispar”.


Luka Tudor

Lukas Tudor

Uno de los nombres más conocidos que llegó para esa campaña fue Luka Nicola Tudor Bakulić. El ex Universidad Católica contaba con un extenso curriculum, que incluía más de 60 goles por el club de Las Condes, entre ellos, los 7 que le convirtió a Deportes Antofagasta en 1993 y que constituyen un récord aún no igualado en el fútbol chileno. Hacia 1996, no obstante, la carrera del rubio delantero ya estaba truncada por las lesiones, por lo que no extrañó a nadie que fuese cortado por el DT de los cruzados, Fernando Carvallo, al término de esa temporada.

Pese a estos antecedentes, los dirigentes de Colo-Colo confiaban en poder recuperarlo y que pudiera ser al menos un buen recambio a la delantera conformada por Ivo Basay y Fernando Vergara. Lamentablemente, estas modestas expectativas tampoco pudieron cumplirse a causa de las lesiones de Tudor, quien decidió colgar los botines a fines de 1997 con solo 28 años.

En total, jugó 19 partidos por los puntos sin convertir ningún gol y como único consuelo le quedó haber formado parte del plantel campeón del Clausura 1997.

Raúl Muñoz

Caso contrario al de Tudor, Raúl Muñoz llegó a Colo-Colo proveniente de Santiago Wanderers con un perfil mucho más bajo, pero con resultados bastante más satisfactorios. Sin ser deslumbrante, el “Príncipe” cumplió como alternativa para el mediocampo y la defensa del Cacique, e incluso en años posteriores fue capitán y tuvo el privilegio (? ) de vestir la número 10 tanto en Colo-Colo como en la Selección chilena.

Muñoz permaneció en el club hasta el año 2003 (con un breve paso por el Numancia de España en 2000) y fue campeón en tres ocasiones, incluyendo el recodado campeonato en la quiebra sobre la UC.

En sus 7 temporadas en Colo-Colo, jugó la nada despreciable cifra de 199 partidos y convirtió 8 goles.

Marco Villaseca

Duro entre los duros, Marco Villaseca arribó con solo 21 años luego de firmar buenas temporadas en el Audax Italiano dirigido por Roberto “Guagua” Hernández. Aun cuando no era un derroche de virtudes, se las arregló para encontrar su lugar en el mediocampo de Colo-Colo y junto a Mario Salas formó una dupla que hizo temblar las canillas de los adversarios.

“Patitas con sangre” jugó en el Cacique hasta 2001, para luego volver brevemente en el año 2003. En ese tiempo, actuó en 197 partidos, hizo 5 goles y ganó 2 títulos.

Tras salir de Colo-Colo, continuó su carrera en el Spartak de Moscú en Rusia y diversos clubes chilenos hasta su retiró en 2013 jugando por Rangers de Talca.

Nicolás Lauría Calvo

Lauria Calvo

En la extensa galería de jugadores incomprobables que pasaron por Colo-Colo durante los años noventa uno de los casos más emblemáticos, sin lugar a dudas, es el de Nicolás Lauría Calvo. Y es que el delantero argentino con pasado en Argentinos Juniors y Banfield (donde siempre fue suplente) no jugó un solo partido durante los meses que estuvo en Pedrero.

Las razones de su llegada nunca estuvieron demasiado claras y se rumoreó que se trató de un negociado de Vergara y otros dirigentes. Lo único certero es que el argentino no era del gusto de Gustavo Benítez quien solo lo citó a la banca para un par de partidos contra los rivales venezolanos que compartieron grupo con Colo-Colo en la Libertadores de 1997.

Después de su paso por Chile, volvió a Argentina para jugar en el ascenso por Arsenal de Sarandí y Juventud Antoniana de Salta, donde se retiró con solo 26 años.

José Yates

La historia de Colo-Colo está repleta de fichajes que llegaron luego de un hacer un buen partido precisamente frente al Cacique. Algunos lograron consolidarse y hacer carrera en el club, mientras que otros pasaron sin pena ni gloria. Entre estos últimos es donde se encuentra José Yates, quien tuvo su noche de gloria en la final de la Copa Chile 1996 entre Rangers y Colo-Colo, en la que solo sus grandes atajadas evitaron la goleada.

Yates se ganó así el cartel de promesa, gracias a sus buenos reflejos y su sobriedad bajo los tres palos. En el Monumental, no obstante, se encontró con un escenario tremendamente adverso al verse entremedio de la disputa sin cuartel que sostenían Rambo Ramírez y el uruguayo Claudio Arbiza por quedarse con el arco de Colo-Colo. Al final fue relegado como tercer arquero y solo disputó 2 partidos en el año: frente a Osorno por el Clausura y contra Minervén en Venezuela por la Copa Libertadores.

Al año siguiente, las cosas tampoco mejoraron mucho y solo jugó 3 partidos más por la Copa Apertura (Copa Chile), todos con derrota del Popular.

A comienzos de 1999, salió del equipo sin mayor transcendencia para ir a préstamo a Iquique y luego a varios otros clubes de la Primera B.

Ismael Ahumada

Otro refuerzo incomprobable que fue presentado esa Noche Alba fue Ismael Ahumada. Y es que es resulta muy difícil justificar la llegada del defensa formado en Palestino a Colo-Colo, teniendo en cuenta que, desde su debut en 1991, combinó temporadas con escasas presencias en el cuadro árabe con otras en que estuvo a préstamo en el ascenso en clubes como Deportes Arica y Unión San Felipe. De hecho, en 1996, solo sumó 9 apariciones en los 30 partidos que jugó Palestino por el torneo de ese año. No fue extraño entonces que en Colo-Colo no sumara en solo minuto en 52 partidos oficiales que disputó el Cacique en 1997.

Menos extraño aún fue que a comienzos de 1998 fuese cortado sin mayor ceremonia por Gustavo Benítez.

Miguel Latín

Miguel Latín llegó al Cacique con la idea de reforzar la banda derecha del equipo, que en ese momento estaba a cargo de un joven Francisco Fernández, quien no acaba de convencer del todo a Gustavo Benítez. Aun cuando las expectativas eran en el mejor de los casos moderadas, sí se esperaba que Latín pudiera contribuir en esta labor, considerando las buenas temporadas que había realizado en Deportes Temuco que incluso le valieron ser nominado a la selección chilena en 1994.

Por desgracia, en Colo-Colo el menudo defensor pasó sin pena ni gloria, solo disputó 11 partidos en el año y debió ver cómo Benítez prefería improvisar a Mario Salas de lateral antes que darle más minutos.

A comienzos de 1998 salió del club para regresar a Deportes Temuco, donde se retiró en 2001.

Carlos Vega

Entre todos los pasos fugaces que hubo ese año, el más más fugaz fue sin dudas el de Carlos Vega. Tras pasar por Magallanes y Correcaminos UAT de México, este delantero tuvo su oportunidad de llegar a Colo-Colo a comienzos de 1997, pero luego de su presentación en la Noche Alba fue enviado a préstamo a Deportes Puerto Montt para nunca más volver por Macul.

En los años posteriores jugó en O’Higgins y el Tolima de Colombia, para terminar su carrera en destinos tan exóticos como Indonesia o el ascenso de Australia. Luego del retiro se radicó en este último país, donde se ha desempeñado como director técnico en varios equipos de ligas regionales.

Richard Zambrano

Un clásico de las delanteras de los noventa, Richard Zambrano fue uno de los jugadores con más curriculum presentados en esa Noche Alba. De hecho, a sus 29 años, ya contaba con pasos por Suiza, México y Colombia, además de diversos equipos chilenos, entre ellos, Universidad de Chile, donde convirtió el tanto del primer triunfo de los azules en el Monumental en 1993.

Con estos antecedentes se esperaba que Zambrano fuese una alternativa más que válida para la delantera de Colo-Colo. Por desgracia, el oriundo de Laja no pudo cumplir los pronósticos y hoy se le recuerda más por el “melón” que le tiró a Basay en Belo Horizonte frente a Cruzeiro por las semifinales de la Copa Libertadores de 1997.

En el club Popular permaneció hasta 1998, cuando partió de vuelta a México para jugar en los Pumas de la UNAM y, posteriormente, en varios clubes de Chile y el Italchacao de Venezuela.

Por Colo-Colo, jugó 45 partidos oficiales y solo marcó 4 goles, entre estos, el que convirtió —con corte de manga incluido — en la “venganza” sobre Cruzeiro por la Supercopa de 1997. Para que no se diga que todo fue malo.


Francisco Rojas

Indiscutiblemente, el mejor refuerzo que se presentó en la Noche Alba de 1997 fue Francisco Rojas. En estricto rigor, lo del “Murci” fue más bien un regreso luego de un paso muy breve por el fútbol español durante el segundo semestre de 1996.

El lateral izquierdo había arribado a Colo-Colo en 1994, proveniente de Deportes La Serena, y rápidamente se ganó el cariño de la hinchada, gracias a su técnica y entrega. Su segunda etapa no fue diferente. Rojas se convirtió en pieza clave del esquema del equipo multicampeón de Benítez e incluso se dio el lujo de marcar el gol que le dio al club su estrella 22 en un recordado partido frente a Deportes Iquique en 1998.

El “Murci” estuvo en Colo-Colo hasta el año 2001, antes de partir al fútbol austriaco para jugar en el Sturn Graz, y luego en Unión Española y nuevamente en Deportes La Serena, donde se retiró en 2011.

En las 10 temporadas que jugó en el club, sumó un total de 212 partidos, convirtió 12 goles y ganó 3 campeonatos nacionales.

Paulão

Paulao

Para el final de este repaso queda uno grandes fiascos que se asomaron por el Monumental durante la década de los noventa. Paulo César Batista dos Santos, más conocido como “Paulão”, llegó con todo para triunfar. Exseleccionado brasileño, el defensor contaba además con una interesante carrera que incluía pasos por Cruzeiro, Grêmio, el Benfica de Portugal y Atlético Mineiro. En Colo-Colo, sin embargo, no mostró nada de eso. Entre lesiones y un pobre rendimiento cuando pudo jugar, Paulão solo se dejó ver en dos partidos por la Copa Libertadores: frente a Mineros de Guayana, donde ingresó en el segundo tiempo, y contra Minervén en Cachamay, donde arrancó de titular, pero fue reemplazado apenas cuando iban jugados 22 minutos.

Y no hay nada más que contar.


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