Juveniles e infantiles de Colo-Colo: Fábrica de campeones
“Aquí se hacen los campeones”, esa ha sido la frase que ha acompañado por muchos años a las divisiones formativas de Colo-Colo. Y razón no le falta, porque desde su fundación oficial, un de 18 octubre de 1931, han sido un semillero inagotable de talento no solo para el primer equipo del Cacique, sino que para todo el fútbol chileno en general. Francisco Valdés, Jorge Toro, Carlos Caszely, Jorge Valdivia, Matías Fernández, Claudio Bravo o Arturo Vidal son solo algunos de los nombres que fueron formados por los albos y que se han ganado un lugar dentro de los mejores jugadores en la historia del fútbol criollo.
Pese a lo anterior, cuando se repasa la historia del Club Social y Deportivo Colo-Colo, las divisiones inferiores son un capítulo que se suele pasar por alto, algo lógico considerando que los focos siempre van a estar en los campeonatos, los partidos, los goles y los grandes jugadores que han marcado al club en sus casi 100 años de vida, sin embargo, en este artículo queremos hacer un poquito de justicia y dar valor a unas categorías que han entregado alrededor de 200 títulos oficiales a nuestras estanterías.
Los inicios
Tal como recoge el historiador Sebastián Salinas en su monumental y nunca suficientemente citada obra “Por empuje y Coraje. Los albos en la época amateur”, los primeros antecedentes de las inferiores de Colo-Colo se encuentran ya en 1926, cuando la Liga Metropolitana exigió a cada uno de sus clubes contar con otros equipos aparte del que competía en la División de Honor. Esta era una práctica común ya desde los primeros torneos organizados por la Asociación Santiago a comienzos del siglo XX y aún hoy es posible verla en las distintas ligas amateur que abundan en la capital. Fue así como el club formó un segundo, un tercer y hasta un cuarto equipo, los que si bien en el papel eran cuadros de reserva sin limitaciones de edad, estaban conformados en su mayoría por estudiantes de distintos liceos de Santiago, que eran reclutados aprovechando la labor docente que todavía desempeñaban los hermanos Arellano. No obstante, y quizá por sus pocos años de existencia, el club no contaba entonces con una categoría infantil o juvenil propiamente dicha, a pesar de que estas competencias mostraban un gran nivel de organización tanto en Santiago como en Valparaíso. Sirva de ejemplo que, a mediados de la década de 1910, la Asociación Santiago contaba con una estructura propia, la Liga Infantil de Football, que a inicios del decenio siguiente exhibía cuatro divisiones: juvenil, primera, segunda y tercera.
Juan Quiñones, fundador de la sección infatil en 1931.
La unificación del fútbol chileno que tuvo lugar durante 1929 no solo reordenó las competencias de Santiago, sino que también aumentó las exigencias a los clubes y fue el primer paso en serio para la profesionalización de la actividad que tuvo lugar pocos años después. Fue en este escenario cuando Francisco Lorca y Juan Quiñones dieron vida a la Sección Infantil de Colo-Colo el 18 de octubre de 1931, cuya directiva estuvo conformada por el propio Quiñones como presidente, Enrique Carvajal como tesorero y Luis Gómez en el puesto de secretario.
Menos de dos años después, los ocho principales clubes de la capital, entre ellos Colo-Colo, entraron en conflicto abierto con la Asociación Santiago y el 31 de mayo de 1933 fundaron la Liga Profesional de Football de Santiago, la primera competencia de carácter rentado del país. Las categorías menores de los llamados “ocho grandes” hicieron lo propio y el 6 de junio del mismo año se reorganizaron como Liga Infantil de Football, que tuvo como su primer presidente a Andrés García de la Unión Española.
Ese mismo año, al igual que sucedía con la competencia adulta, la Liga infantil organizó dos competencias: un campeonato de apertura, que contaba con una categoría juvenil y otra infantil, y el campeonato oficial, dividido en las cuatro categorías clásicas: juvenil, primera infantil, segunda infantil y tercera infantil. Durante esos años, las divisiones eran agrupadas en relación con la edad y tamaño de los jugadores. Por ejemplo, en la categoría juvenil podían participar jugadores de 15 años y al menos 1,64 metros de estatura, de 16 años y al menos 1,60 metros, o de 17 y 18 años sin requisito de estatura. Sin embargo, estas condiciones iban cambiando según la temporada.
Premios de la Asociación Infatil en 1933.
En el primer campeonato oficial, Colo-Colo se consagró campeón de la categoría juvenil en empate con Unión Española. Fueron precisamente los hispanos, junto a Magallanes y en menor medida Santiago Morning, los que dominaron los primeros años de las competencias formativas y monopolizaron gran parte de los torneos de la década de 1930. Las cosas comenzarían a cambiar en 1937, cuando Ernesto Blake asumió la presidencia del Cacique con el firme compromiso de convertir al club en una institución que fuera mucho más allá del plantel profesional. Los resultados no se hicieron esperar y Colo-Colo fue campeón en primera infantil en 1938. ¿El premio? Nada que envidiarle a las competencias que hoy se organizan en los barrios del país: un completo juego de pantalones.
La consolidación y la “Cuarta de oro”
Ese mismo año de 1938, el profesionalismo se desligó definitivamente de la Asociación Santiago con la creación de la Asociación Central de Football, que reorganizó a las categorías formativas como Sección Cadetes, un nombre que acompañaría a la actividad casi por los próximos 60 años y aún hoy persiste en el imaginario de muchas generaciones. Por esos mismos años sucedió otro cambio importante con la introducción de una nueva categoría, denominada como Cuarta Especial o División Especial. Si bien hoy es recordada con cariño por los nostálgicos y uno que otro futbolista que vio frustrada en esta etapa formativa su sueño de llegar al profesionalismo, su creación no estuvo exenta de polémicas, las mismas que la acompañaron durante toda su existencia. Incluso ya en 1939 La Nación cuestionó el nombre la categoría que, en palabras del diario, no tenía ningún sentido más allá de ser “un plagio de lo que se hace en Buenos Aires”.
Dirigida originalmente a jugadores entre 18 y 20 años, con los años la Cuarta Especial fue mutando hacia un hibrido sin una finalidad clara. O en palabras del periodista Edgardo Marín en su clásico libro de “De David a Chamaco”: “No se sabía si era antesala del primer equipo, segunda reserva o cementerio de viejos cracks”. De ahí que en 1945 se impusiera un límite de 21 años para los jugadores de esta categoría.
Más allá de estos debates, en el caso de la Cuarta de Colo-Colo, ya desde 1938 se convirtió en una importante vitrina de jugadores jóvenes para el primer equipo. Ese año, bajo la dirección técnica de Valentín Campos, los albos hicieron una notable campaña, que incluyó además encuentros amistosos contra equipos de Chillán, una victoria sobre Trasandino en Los Andes y una gira por el norte del país. Los elementos más destacados de ese plantel fueron el arquero Mario Salazar y una de las grandes leyendas de la historia del club: Luis Armando “Norton” Contreras.
Armando "Norton" Contreras, Dionisio Arcos, Mario Salazar, Francisco Hormazábal y Fernando Godoy, jugadores de la Cuarta Especial en 1938. .
Las buenas noticias siguieron en 1939, año en que Colo-Colo fue campeón en tercera y primera infantil, además de la nombrada Cuarta Especial, la primera consagración de la que luego sería conocida como la “Cuarta de Oro” del Cacique, que le dio innumerables éxitos al conjunto popular.
Por esos años se produjo otro hecho importante para el fútbol chileno con la llegada a la competencia de las universidades, que entraron con fuerza también en las categorías formativas y que en pocos años reemplazaron a rojos y carabeleros como los principales rivales de Colo-Colo. Ya en 1940, Universidad de Chile fue campeón de la Cuarta Especial en empate con los albos y, en 1944, Universidad Católica haría lo propio al empatar en el primer lugar con Colo-Colo, Magallanes y la Unión.
Pese a estos nuevos rivales, el club mantuvo su dominio en las categorías menores y en 1946 lo demostró al quedarse con cuatro de las seis en competencia: segunda, primera, cuarta especial y cuarta intermedia, una división que fue introducida ese año y que tuvo pocos años de vida al no cumplir con las expectativas de la Asociación Central. La “Cuarta de Oro” continuó con sus éxitos en los años siguientes y alcanzó un histórico tetracampeonato con los títulos de 1946, 1947, 1948 y 1949. Este último año, el equipo estuvo conformado por José Campos, Roberto Herrera (capitán), Rogelio Núñez, Jorge Campos, Enrique Campos, Manuel Coo, René García, Plinio Bustamante, Héctor Ortega, Armando Carlón, Juan Ferrer, Víctor Ahumada, Enrique Aguilera y Humberto López.
Esa temporada, la cuarta realizó además una exitosa gira por el sur del país en la que terminó invicto en los 15 partidos —13 triunfos y 2 empates— que jugó en ciudades como Valdivia, Frutillar, Osorno, Puerto Montt, Puerto Varas, Calbuco y Maullín.
Cuarta Especial tetracampeona entre 1946 y 1949. .
Gran parte del éxito de esta y otras categorías respondía a que el club ya contaba con su propio campo de entrenamiento para las inferiores, ubicado en la intersección de las avenidas Cumming y Balmaceda, donde antiguamente se había emplazado el estadio de Carabineros. Si bien la idea era que Colo-Colo pudiese contar allí con su estadio, lo estrecho del terreno, situado entre la línea férrea y el Mapocho, hizo inviable el proyecto, por lo que acabó por ser vendido en 1955 para adquirir la sede de Cienfuegos.
La hegemonía de la cuarta alba se terminó de golpe en 1950 cuando una disputa con la Asociación Central significó que el club suspendiera su participación en todas las competencias y no se presentara al último partido de la temporada frente a Magallanes. El título quedó así en manos de Universidad Católica y Audax Italiano.
Segunda infantil en 1952.
Colo-Colo recuperó el título de la cuarta especial en 1952, año en que también se consagró campeón en tercera, segunda y primera infantil, y solo cedió el título juvenil frente a Universidad de Chile, que dominó esta categoría con varios jugadores que años más tarde constituirían el famoso “Ballet Azul” del equipo universitario. Los equipos infantiles campeones fueron dirigidos por Raúl Marchant, quien por entonces también se desempeñaba como preparador físico del plantel de honor. La temporada siguiente, los albos revalidaron los títulos en primera y tercera infantil, categoría que desapareció en 1954 y no volvería a ser restituida sino hasta 1979.
Otro hecho destacado fue la obtención del campeonato juvenil en 1955, que rompió una racha de 23 años sin títulos en esta categoría. El plantel campeón de ese año formó con Gustavo Piturra; Sergio Gutiérrez y Andrés Rodríguez; Néstor Valdés y Rafael Díaz (capitán); Antonio Valle, Alejandro Galvanesse, Juan Soto, Héctor Núñez y Gerardo Pallera. El “Niño Gol” Juan Soto sería la gran figura goleadora de las formativas albas y gran artífice del tricampeonato juvenil entre 1955 y 1957, hasta que fue ascendido este último año al primer equipo.
Formación de la primera infantil en 1959.
En 1958, el club volvió a coronarse campeón en cuarta especial, bajo la conducción técnica de Raúl Epencer y con un equipo en el que destacaban, entre otros, Luis Espinoza y Guillermo Subiabre Díaz, hijo del legendario “Chato” Subiabre. Sin embargo, en retrospectiva, lo más relevante estuvo en la aparición de un talentoso centro-forward que la rompía en la primera infantil y que se convertiría en unos los grandes símbolos en la historia del club: Francisco “Chamaco” Valdés. Curiosamente, en la juvenil también actuaba Mario Valdés, hermano de Chamaco y quien llegó a jugar algún partido en el primer equipo en 1960. Un año antes, Francisco Valdés fue nuevamente la principal figura del equipo campeón de primera infantil y marcó los dos goles que le dieron el título a los albos tras imponerse en la final del torneo a Magallanes en el desaparecido Estadio Independencia.
El entrenador de los cadetes durante la primera parte de 1960 fue Hernán Carrasco, quien había sido director técnico de las inferiores de la Universidad de Chile entre 1952 y 1959, y llegó con el objetivo de replicar el exitoso modelo con el que había sido construido el “Ballet Azul”. Lamentablemente, en Colo-Colo los tiempos siempre son diferentes y, tras el alejamiento del brasileño Flavio Costa, Carrasco tuvo que asumir la conducción del plantel de honor, con el que fue campeón de Primera División. Esto no impidió que las inferiores albas siguieran sumando campeonatos en la década de 1960, en la que destacó la obtención de la cuarta en 1963, 1964 y 1966, de la juvenil en 1963, y de la primera en 1965 y 1966.
La primera transformación
El modelo que había regido el fútbol formativo en Chile con muy pocos cambios casi desde la década del treinta empezó a tambalear hacia mediados de los sesenta. Las razones fueron muchas, pero entre ellas es posible mencionar el aumento de los costos de la actividad que hizo muy difícil para algunas instituciones mantener equipos reserva, la falta de canchas para programar los partidos y el hecho de que los clubes optaron por hacer debutar en el plantel profesional a jugadores cada vez más jóvenes. Colo-Colo tuvo un buen ejemplo de esto en Carlos Caszely, quien hizo su estreno en un amistoso contra Peñarol con solo 16 años y 6 meses.
Junto con lo anterior, se puede sindicar como el principal responsable, para bien o para mal, de los cambios que tuvo el fútbol formativo a partir de esa época a Fernando Riera, el mítico entrador de la Selección Chilena semifinalista en el Mundial de 1962 y a la postre entrenador de Universidad Católica. El “Tata” tomó la radical decesión de retirar al cuadro cruzado de la cuarta especial, con el argumento de que si a los 21 años los jugadores no habían logrado consolidarse en el primer equipo “era mejor que se dedicaran a otra cosa”, según explicó a la Revista Estadio. La polémica medida, imitada por clubes como O’Higgins de Rancagua, fue beneficiosa para la UC que, al no tener que dividir sus suplentes en dos categorías, se consagró campeón en reservas durante cuatro años seguidos, pero a la larga fue un golpe del que no se recuperaría ni la cuarta especial ni la propia categoría de reservas.
En 1968, tras la desaparición de la División de Reservas, la Asociación Central exigió a la UC inscribir una cuarta especial y, ante la negativa del técnico, decretó la prohibición de participar al resto de los equipos cruzados en los torneos de la Sección de Cadetes, que debieron competir ese año en la Asociación de Ñuñoa. Si bien tras la polémica salida de Riera, la Católica fue readmitida (con cuarta especial incluida), el daño ya estaba hecho. El último torneo de cuarta especial a la antigua fue jugado en 1970 y fue ganado por Colo-Colo, que estuvo dirigido por Jorge Orsola y contaba en la defensa con un estandarte del club en los siguientes años como Mario Galindo.
Cuarta Especial en 1970.
A partir de entonces, la cuarta especial se jugó de manera intermitente, alternándose algunos años con una competencia para reservas, que se introdujo como parte de la Sección de Cadetes en 1971, 1972 y 1974, mientras que en otros años simplemente no se jugó ninguna categoría superior. Está mezcolanza provocó que la cuarta y la reserva fueran categorías casi indistinguibles y con los años ambas divisiones acabarían afectadas por esta desorganización.
Otra de las novedades de la década de los setenta fue la introducción de equipos ligados a empresas o establecimientos educacionales sin contraparte en el fútbol profesional. Fue así común ver a representativos de, entre otros, Gasco, Chilectra, C.T.I, Banco Estado o el Instituto Nacional, cuyo mayor aporte fue resolver la endémica falta de campos de juego en la capital.
En medio de esta vorágine, y tras un par de años opacos, Colo-Colo completó una temporada histórica en 1974, al coronarse campeón en las cuatro categorías de Cadetes (reserva incluida), un hito inédito en la historia del fútbol chileno y que nunca volvería a ser igualado. Adicionalmente, las inferiores fueron la base del plantel que ganó la Copa Chile de ese año, bajo la conducción técnica de Orlando Aravena, quien también dirigía por entonces la categoría reserva y la primera infantil. En esta última despuntaba un volante llamado Raúl Ormeño, que en palabras del Cabezón Aravena daría mucho que hablar y al que en esos años le veían cosas de Chamaco Valdés y Cua Cua Hormazábal, aunque hoy cueste creerlo por la fama de duro que se ganó en el profesionalismo.
En los siguientes años, Colo-Colo continuó acumulando trofeos, destacando la obtención de la categoría juvenil en 1977 luego de vencer a la Universidad de Chile en el desparecido Estadio Recoleta por 5 a 0. El equipo campeón era dirigido por Juan Soto y contaba entre sus filas con nombres como Luis “Chupete” Hormazábal y Alfonso Neculñir. Por esos años, además, las inferiores albas comenzaron a entrenar y jugar periódicamente en Pedrero, luego de su primera inauguración en 1975.
La década de los setenta cerró con un nuevo gran año en 1979, en el que el club se quedó con la primera y segunda infantil, así como con la categoría de reservas, en la que actuaban nombres como Raúl Ormeño o el futuro preparador de arqueros Julio “Hulk” Rodríguez.
Cambios de formato y crisis
Tal como sucedió con todo el fútbol chileno, la década de los ochenta trajo consigo un sinnúmero de cambios para el fútbol formativo. Si en 1979 ya había sido reintroducida la tercera división infantil, las modificaciones de 1980 fueron mucho más profundas. Lo primero, fue la expulsión de los equipos que no estaban directamente afiliados a la Asociación Central de Fútbol o que pertenecían a empresas. En segundo lugar, de manera inédita, se apostó por la descentralización con la formación de competencias zonales, que agrupaban clubes de las diferentes regiones. Más importante aún, se creó un “Campeonato Nacional”, que se jugaba tras el término de las competencias locales y en que participaban los campeones de cada zona.
A pesar de lo anterior, los ganadores del torneo de la Región Metropolitana continuaron siendo considerados como campeones de Cadetes y lo refrendaron la mayoría de las veces al ganar también la competencia nacional. Fue el caso, por ejemplo, del equipo juvenil de Colo-Colo que se quedó con el campeonato Metropolitano y el Nacional de manera consecutiva en 1980, 1981 y 1982. Entre las pocas excepciones a favor de las regiones estuvieron el título nacional de San Luis de Quillota en segunda infantil en 1982 y la consagración de Deportes Antofagasta en 1988, después de superar a la Universidad Católica.
Segunda infantil en 1985.
Por esos mismos años también se amplió el número de divisiones cadetes en Santiago, que pasaron a seis en 1984 y a ocho en 1990. Sin embargo, no fueron buenos años para las categorías albas, que arrastradas por los fuertes problemas institucionales del club vieron diluirse su supremacía en favor de equipos como Audax Italiano, Universidad de Chile y, sobre todo, Universidad Católica, que estableció un férreo dominio en la categoría juvenil que se mantendría por muchos años. Entre las pocas alegrías de Colo-Colo estuvieron los títulos en quinta infantil en 1988 y en segunda en 1985, en un equipo que fue dirigido por el ex delantero del club Bernardo Bello y que tenía entre sus filas a Leonel Herrera hijo.
También destacó en esa época la llegada en diciembre de 1987 de Mirko Jozic, que asumió la jefatura de las divisiones inferiores luego de coronarse campeón con la Selección de Yugoslavia en el Mundial Sub 20 disputado en el país, y en el que Colo-Colo estuvo representado por Javier Margas, Juan Carreño y Reinaldo Hoffmann.
Como culminación de una época difícil y a causa de los crónicos conflictos entre el club y la recientemente creada ANFP, Colo-Colo decidió retirarse de los torneos de la Sección Cadetes de 1989.
Reportaje de Minuto 90 a la llegada de Mirko Jozic en 1987.
El resurgimiento
Hacia fines de la década de la difícil década de los ochenta, Colo-Colo tuvo un importante renacer institucional que se selló con la inauguración definitiva del Estadio Monumental en 1989 y la obtención de la Copa Libertadores en 1991. Ese mismo año, y por primera vez en varias temporadas, el club se coronó campeón en dos categorías de la sección Cadetes —segunda y tercera infantil—, éxito que repitió al año siguiente luego de ganar cinco de las ocho categorías: segunda infantil, sub 12, sub 11, sub 10 y sub 9.
Ese año de 1992, como parte de un ambicioso proyecto de la dirigencia de Eduardo Menichetti, llegó a hacerse cargo de las divisiones inferiores de Colo-Colo el argentino José Néstor Pékerman, con el objetivo de replicar en el Cacique el modelo de formación de Argentinos Juniors, reconocido como uno de los mejores semilleros del mundo. Perkerman permaneció en el club hasta septiembre de 1993 para luego hacerse cargo de la Selección Sub 20 de Argentina, tricampeona del mundo en 1995, 1997 y 2001.
El resurgimiento final de las inferiores albas tuvo lugar ese mismo año de 1993, en el que desbancó a las universidades para adjudicarse las dos principales divisiones de cadetes: juvenil y primera infantil (sub 17). En esta última destacaban nombres que serían importantes en el primer equipo en los siguientes años, como Manuel Neira, Héctor “Tito” Tapia, Frank Lobos y David Henríquez.
Primera infantil campeona en 1993.
La primera infantil de Colo-Colo fue, además, la base del plantel de la Selección Chilena que obtuvo el tercer lugar en el Mundial Sub 17 de Japón en 1993, del que también formaron parte el arquero Ariel Salas, Dion Valle, Esteban Mancilla, Marco Muñoz y los ya mencionados Lobos, Tapia y Neira.
Rodrigo Domínguez de la juvenil de 1994.
En 1994, el club repitió los títulos en juvenil y primera infantil tras superar en las finales de ambas categorías a Universidad Católica, antes más de 2 mil personas en Santa Laura. En la juvenil, el equipo dirigido por Juan Rodríguez se impuso por 3 a 2 con un hattrick de Rodrigo Domínguez, en tanto que, en la primera infantil, el equipo de Roberto Álamos ganó por penales tras empatar 2 a 2 en el tiempo reglamentario con goles de Patricio Almendras y Manuel Neira.
Luego de un año de transición en 1995, en el que aun así se quedó con par de títulos, los albos retomaron la senda triunfal con el campeonato en la categoría juvenil en 1996, tras vencer en la final a Deportes Iquique por 3 a 1, en un partido que terminó en escándalo después que el árbitro Luis Navarrete expulsara 16 jugadores por una descomunal pelea entre ambos equipos. Fuera de estos pormenores, el título mostró el buen momento de las divisiones inferiores, que también se quedaron con los campeonatos en segunda y sub 13. No solo eso, además fueron varios los nombres que surgieron de esas categorías y que después tuvieron buenas carreras como profesionales, entre ellos, Sebastián “Chamagol” González, Nicolás Córdova y Pablo Contreras.
Asimismo, la política formativa que tenía la institución dio otra muestra de su fortaleza por esos años con la organización de un mundialito juvenil que se repitió por varias temporadas y que incluyó la participación de clubes de como el Barcelona, el Borussia Dortmund de Alemania y Lazio de Italia, así como visitas ilustres como el volante y futura estrella mundial Xavi Hernández.
Equipo juvenil campeón en 1996.
La de 1996 fue también la última temporada en que las categorías recibieron nombres propios, como “juvenil” o “primera infantil”. A partir de ahí fueron organizadas simplemente por edad (sub 20, sub 17, sub 16, sub 15 y sub 14), un cambio que puede parecer cosmético, pero que en poco tiempo selló la desaparición definitiva de la añorada Sección Cadetes, que fue reemplazada por la Comisión de Fútbol Joven, constituida el 2 de febrero de 1998.
Desde entonces, con altos y bajos, las divisiones inferiores han sido uno de los grandes pilares de Colo-Colo. Fueron las que sostuvieron el club durante la quiebra y solo en lo que va del siglo XXI han acumulado más de 100 campeonatos. Sin embargo, lo más importante es que han seguido formando a los mejores futbolistas del país, que sin ninguna duda continuarán enriqueciendo la historia de la institución por muchos años más.
Palmares
Datos faltantes
El trabajo que han podido leer aquí es fruto de una larga investigación que ha realizado historiadecolocolo.com, pero es importante mencionar que, salvo por las escasas memorias anuales publicadas por la ACF/ANFP antes del año 2001, no existen registros oficiales de las divisiones inferiores de Colo-Colo o el resto de los equipos chilenos. Por lo mismo, si bien hemos sido exhaustivos, aún existen ciertos datos que no han podido ser completados, principalmente en los años 1968, 1989 y 1994.
En lo que respecta a Colo-Colo, 1968 es un año particularmente relevante, ya que, al ser excluida la Universidad Católica de la competencia, con toda seguridad los albos deben haberse quedado con algunas de las cuatro categorías disputadas ese año. Sin embargo, en ninguna de las diversas fuentes consultadas fue posible obtener información sobre los resultados de ese año.
En 1989, en tanto, se sabe que se jugaron al menos cuatro categorías, no obstante, aquí el impacto es menor en esta investigación, puesto que Colo-Colo no participó de esa edición por problemas con la ANFP.
En 1994, los medios de comunicación solo informaron de las dos principales categorías (juvenil y primera), mientras que en un boletín de la Unión Española se da cuenta que ese club se quedó con la segunda infantil de ese año. De las tres o cuatro categorías restantes no se encontraron registro.
Por último, entre 1998 y 2000, los medios solo dieron cuenta de las cuatro principales categorías (sub 19, sub 17, sub 16 y sub 15). No existe claridad si fueron disputadas las categorías sub 14 y sub 13, así como la sub 12 y sub 11, que sí fueron organizadas tanto en 1997 como en 2001.
Cualquier información al respecto pueden escribir directamente a contacto@historiadecolocolo.com
Fuentes:
La Nación 1934-1990
La Patria 1974-1975
El Cronista 1975-1979
El Mercurio 1933-2000
El Diario Ilustrado
La Tercera
La Cuarta
Las Últimas Noticias
Revista Estadio 1942-1982
Revista Minuto 90 1987-1994
Revista Triunfo 1986-2008
Revista Deporte Total
Revista Fotosport 1977-1978
Club Deportivo Universidad Católica. Revista Ceatoleí 1944-2001
Club Social y Deportivo Colo-Colo. Revista Siempre Campeones 1997-2000
Corporación de Fúbol Profesional de la Universidad de Chile. La Revista de la U (1980-1988)
Club Deportivo de la Universidad de Chile. Revista La U (1945-1975)
Asociación Nacional de Fútbol Profesional. Memoria Anual 1996-1997, 2001-2024
Asociación Central de Football. Memoria y balance 1933-1941
Boletín informativo Club Deportivo Palestino 1976 (gracias a palestinohistorico.cl)
Audax Italiano. Revista mensual, deportiva y social 1938-1999
Unión Española. Boletín Informativo 1981-1994