Guillermo Subiabre Astorga
Foto: © De David a Chamaco
Sin contar a David Arellano, pocos jugadores fueron más emblemáticos durante la época amateur de Colo-Colo que Guillermo “el Chato” Subiabre. Osornino de nacimiento, tras despuntar en Santiago Wanderers llegó al Cacique como refuerzo para la gira de 1927. No se fue nunca más.
De pequeña estatura y contextura gruesa, su potente remate junto con su carácter extrovertido lo convirtieron en uno de los jugadores más queridos por la hinchada colocolina y uno de los mejores delanteros del fútbol chileno en esos años. Los títulos de campeón de Santiago en 1928, 1929 y 1930 así lo avalan. Fue seleccionado además para la Copa Mundial de 1930, certamen donde adquirió fama continental luego de noquear de un certero puñetazo al defensor argentino Luis Monti, lo que le valió la idolatría del público uruguayo.
En el profesionalismo, lamentablemente, no tuvo el mismo impacto. Tras la muerte de su esposa durante el parto de su primer hijo en 1933, una depresión lo mantuvo fuera de las canchas para luego embarcarse en una gira con el denominado Combinado del Pacífico, compuesto por jugadores de Chile y Perú. Regresó fugazmente en 1934 para demostrar que aún no perdía el olfato goleador (4 goles en 5 partidos), pero decidió retirarse una vez finalizado el campeonato de ese año, aunque tuvo algunas apariciones esporádicas en los siguientes años.
Después de colgar los botines, fue directivo del club y uno de los principales impulsores de la creación del Mausoleo de los Viejos Cracks en el Cementerio General. Falleció el 11 de abril de 1964.